miércoles, 22 de diciembre de 2010

umbral


Se acaba este año con cierto sabor a despedida. Sentada en mi casa de barro, pienso en lo inútil que ha venido resultando luchar contra la entropía en esta isla. Llueve y mi casa quiere ser río. Llueve y en las paredes retoñan las semillas atrapadas, como queriendo señalar el verdadero origen de su sustrato. Llueve y nos sumergimos en el agua real y la imaginaria, esa que enlentece el tiempo y nos imprime miradas asombradas. Llueve y el sueño bonito que construimos se desgaja y volvemos al mundo mojados, desnudos y teniendo que volver a empezar pero lejos, mas lejos. No es que la casa se caiga, ella sigue aquí, bella, orgulloso castillo de barro y amor. Los desterrados somos nosotros.

La vida a veces me cansa. Supongo que es infantil mirar el futuro como si guardara algo para mí. Ya no levanto la mirada. No espero, no añoro, no me ilusiono. Solo vivo, respiro, miro la lluvia, renuncio al sueño, aborto una vida posible. El año se acaba y esto se termina. Pinto mi puerta de azul y hago conciencia de que estamos en el umbral, de salida. Lloro.

lunes, 1 de noviembre de 2010

palabras




Aún teniendo palabras
agolpadas alocadas
detrás de la lengua
decido callar

hace falta mucho silencio
para acallar tanta palabrería fútil
tanto ruido inútil
tanto atronar sin sentido

aún teniendo palabras
y manos
y boca
y conciencia
solo miro
callo

para que no se vea
para no cargar el ruido ajeno con mi queja
para no sumarme al lamento colectivo
para trabajar hacia adentro
que es donde hace falta

aun teniendo palabras
me dedico solo a lo pequeño
a la yema de la planta que crece
a los pollos de mi jardín
a las lagartijas limpiadoras
a las manos de mi amor cuando me ama
a los ojos de mi hija ensimismada
a navegar mi pequeño mar interior
a mirar su horizonte inquieto
que anuncia tormentas

aun teniendo palabras
alocadas agolpadas
detrás de mi lengua

callo.

miércoles, 19 de mayo de 2010

La calle


La calle en que vivo
mas que una calle
es una herida de tierra
que el agua y los bachacos
se empeñan en mantener abierta en lo verde

mas que una calle
es una colección indescifrable
de polvo y piedras
de perros sin amo
y con sarna
de niños que visten sus mejores pieles
y van a la escuela
de la vida

de chismes que se sientan en la acera
a tejer sus historias reales
e inventadas pero siempre de otros
para matar el tedio
la pobreza

En la calle en que vivo
hay putas que donan su trabajo
policías que roban por las noches
albañiles que esperan y esperan
familias que viven exclusivamente
de los números que compran los viernes
maestras que venden bambinos
fiscales de tránsito peatones
niños sin padre
madres que son niñas
madres muchas madres
pero muchos mas niños

En la calle en que vivo
muy cerca de mi casa
hay un club social y deportivo
donde el único deporte que se practica
es el de empinar el codo
y alguno que otro botellazo
sillazo
puñalada grito y trancazo
dado deportivamente

las mujeres se pelean con las uñas
los hombres a tiros
los niños gritan
los perros ladran
la policía toma cerveza
y el vallenato inclemente sigue sonando
sonando sonando

La calle en que vivo
se parece a cualquiera
no falta el saludo la sonrisa
el juego de chapita
el papagayo volando
los mangos y aguacates robados
la arepa pasada por encima de la cerca
los sancochos comunitarios

La calle en que vivo
mas que una calle
es una ristra de gente sencilla
estupefacta
que ve pasar la vida
sentada en la acera
esperando que la cosa mejore

en esta calle de tierra piedra y perros
como cualquier otra.



Agua Viva, Julio 2003