viernes, 24 de agosto de 2007

Corazón sembrado



Me salió regaño. ¿Cómo es posible que no esté en tu blog el poema del corazón? Me preguntó Ingrid, como portavoz de algunas personas que quieren leerlo.
Aquí está, amiga, para ti y para todos los que buscan y encuentran.



Enterré mi corazón
lo sembré lejos
en tierra árida
seca
estéril
lo enterré para no oírlo cantar
para que me dejara de doler
no escucharlo susurrar
cosas inquietantes

lo escondí
para corregir su manía
de enamorarse intensamente
apasionarse por lo absurdo
abrazar a la locura
coquetearle desvergonzado
a la vida

y así quedo mi pecho

hueco

con el espacio perfecto
del tamaño exacto
de mi corazón
una piedra lisa y fría
se instaló en su lugar
la sensación absurda de no ser
no me dejó respirar

Volví,

era obvio que tenía que volver,
a buscar mi corazón sembrado

lo encontré en una selva,
florecido
contagiando al desierto
de su lujuria verde
apasionando de humedad
a la arena seca
cantando historias imposibles
amando sin remedio a las lagartijas

me senté a su lado
acaricié su flor inaudita
y entendí

por fin entendí
para que sirve el corazón.

Septiembre 2001